jueves, 28 de noviembre de 2013

Corazón Libre

Cuando estas acariciando un posible triunfo y se te va de las manos, las consecuencias son impensables, la más aventurada seria: la derrota, la depresión, el hundirte en algún vicio que te reviviera cada instante la melancolía de haber visto ese camino perfecto en el que andabas, cuándo de repente un frenón te rompe el piso y ? 
  • Te tiras al vacío
  • Esperas que algo ocurra 
  • O empiezas a ver como salir de ese mundo sin salida.
Escoger la opción suena tan fácil decirlo, más no vivirlo, leyendo las vivencias de mi querido Aristides Paz Viera, veo que él tomo la opción número tres, mientras veía como en segundos sus ilusiones y anhelos, que era su carrera de Medicina, estaba siendo sentenciada a muerte, tanto o más como diría la canción de Mercedes Sosa:

  ♫  "Te han sitiado corazón y esperan tu renuncia"  

Dicen, todo tiempo pasado fue mejor, pero indudablemente no es más que una frase de cajón, este hecho ocurría en 1930 y la situación era, que graduarse iba a ser imposible para él, debido a que cometió un gran error, y hoy si le ocurriera algún estudiante de medicina, estoy segura, no llegaría a ser más que un anécdota del común, pero en aquella época embarazar a una mujer sin casarte era fulminante para tu hoja de vida.

Esto le costo mucho a mi abuelo, para su carrera y para el como ser humano. Este pasaje de su vida que pudo omitirlo en sus memorias, ¡se lo admiro!, por el coraje que tuvo para salir adelante y no quedarse: en el hubiera, ni en el lamento al lado de una botella ahogando sus penas.

Así como las palabras a veces son veneno y junto con las acciones son fulminantes, también hay otras que te renuevan y esas se las dijo su madre, no tengo idea que seria, pero seguramente era algo como:

  ♫ " no los dejes corazón que maten la alegría,remienda con un sueño corazón, tus alas malheridas"

Resulta que se pudo graduar pero no con los premios que el hubiera querido recibir y  merecía, sino fuera por el gran pecado.

Curo a tantos enfermos que seguramente los moralistas que lo quisieron tachar de la lista de futuros médicos, no atenderían jamas de la forma  y dedicación como lo hacia él, sí porque Paz Viera, fue un médico de esos que ahora resulta muy raro encontrara, por esa razón siempre que me acuerdo de su presencia, se me viene a la memoria este anécdota.

Cada fin de semana mi familia siempre iba a Cartagena a visitar a mis abuelos.

Quien nos recibió esta vez fueron unas plumas, ellas eran las huellas que quedaban en la entrada de su consultorio, las miraba e intentaba descifrarlas mientras llegaba a la Puerta de la casa, situada a unos pasos.

El acertijo, se completaba hasta el día siguiente, cuando en la mañana nos levantaba un (Cacareo) que se sentía en toda la casa Cuac, cuac, cuac, cuac, cuac, cuaaaac, cuaaac, conforme te acercabas al consultorio, escuchabas mas claro a las gallinas y ni pensar que era un Ringtone porque en 1986 no existían.

Entrar ahí era imposible, la única forma era ser su paciente, entonces lo que hice fue pararme en la entrada de la casa, allí veía un fila larguísima de personas con: yuca, limones, naranjas, papas plátanos ,queso, y por supuesto gallinas.

yo en mi inocencia, no entendía porque la gente venia hacer fila y dejarle comida, por qué mi abuelo no va al supermercado, recuerdo que le dije a mi mamá y ella me respondió, -Tú sabes que el es médico, y las personas vienen a una consulta, a una revisión, entonces todo lo que traen sus pacientes es la forma como ellos le pagan a tu abuelo-

Ese era el Dr Aristides Paz Viera  un médico que primero era persona, un ser que se dedicaba a ejercer su profesión, para él los apellidos no eran su fuente de ingreso, su razón de ser era el de aplicar lo aprendido en la vida, porque sí, él sencillamente fue un Corazón Libre.

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